lunes, 24 de enero de 2011

Mi nombre es Nadie

 ¡Pobre de mí, que no soy de aquí ni soy de allí! Desahuciado por mi familia, olvidado y repudiado por mis amigos, no tengo vecinos, ni compañeros de trabajo, mi perro levanta la pata y orina sobre mis zapatos. Mi memoria no me lleva más allá de la puerta de urgencias, no sé si fumo, si soy abstemio o si me gusta la comida cantonesa. Todo está por empezar pero no soy un niño. El psicólogo y el cirujano creen que debo tener alredeor de cincuenta años. Tengo ligeras sospechas de haber trabajado con las manos, ya que éstas son duras y rugosas como tenazas. Me consternan unas flores y un cáctus que veo sobre la mesilla y recuerdo la imperiosa necesidad de aire libre, de bahías pobladas de gaviotas. De repente la imagen de un hombre que no conozco reflejada en el agua de un charco, me recrimina observándome como un espectro. Ahora debo salir al mundo y lucir mi completa vulgaridad de desconocido, volver a emprender la defensa entre extranjeros, foráneos, extraterrestres. Si yo soy un desconocido para ellos, ellos son recíprocamente desconocidos para mí. En mi vida hay más extraños que en las suyas. Pero no me importa. En la calle me espera mi perro, cuando salga de este hospicio. Iremos a pasear por el muelle y a buscar un rincón donde dormir. Es mi única familia y tengo que cuidarlo.

martes, 4 de enero de 2011

Vírgenes y solteros

DIARIO PUBLICO CManolo Saco

Una vez más, el jefe de los solteros de la Conferencia Episcopal Española, secundado por otros 50 obispos solteros y una nube de monjas vírgenes (es un suponer) también solteras, aunque casadas por poderes con alguien inexistente, se manifestaron en Madrid en defensa del modelo de familia cristiana: es decir, la formada por hombre y mujer, con el fin de engendrar la descendencia que dios quiera, cuanto más numerosa mejor, porque su dios tiene la rara e inexplicable afición de los coleccionistas de almas, que las necesita para alimentar un ego infinito, tan infinito como su bondad.
¿Y cuál es ese modelo de familia cristiana que con tanta pasión dicen defender los que consideran la soltería y la virginidad como un estadio superior del ser humano? La de Cristo supongo que no, que murió soltero a la edad de 33 años después de predicar en el desierto, que ya son ganas, y que tuvo en vida como una de sus mujeres preferidas a una puta llamada María de Magdala.
Así que, dejando a un lado la afición del hijo por las putas (las únicas con sentido común en esta historia) que le distraían del matrimonio, se supone que al menos sus padres sí serían un modelo de familia cristiana ¡antes de Cristo!, lo que ya de por sí es una rareza. Una familia en la que el padre putativo (PP) no le tocó un pelo a su esposa, la madre del hijo del Espíritu Santo, en lo que duró el matrimonio, y cuyo único hijo fue concebido por un extraterrestre que decía ser la segunda persona del singular dios que la preñó travestido de paloma.
Este sainete cómico parece ser el modelo a seguir, según Rouco Varela y el obispero que le ríe las gracias: follar, no por placer, como harían gays, lesbianas y demás pecadores arrejuntaos como yo, porque el fin último del matrimonio (él lo sabe por experiencia) no es la felicidad y plenitud sexual sino acarrear hijos al servicio de su dios coleccionista, para de paso engrasar la cadena de futuros consumidores que aseguren la supervivencia de esa gran empresa multinacional llamada Iglesia católica.
Y el papa, el soltero de oro, el patriarca de la homofobia, apoyando el mitin desde Roma por videoconferencia, con su inconfundible voz varonil.

Lo importante no es atesorar libros sino habérselos leído


En otros tiempos mantuve un récord siniestro en la Oficina de empleo: trece años sellando el carné del paro sin que me llamaran ni siquiera para descargar camiones del Toisarás. Mi madre me despertaba del letargo estudiantil y me decía que fuese a sellar el carné para no perder la antigüedad. Yo trabajaba en lo que salía, la barra de un bar, mensajería en vespa, Teleprisa, pintor de brocha gorda. Y un año con suerte me salió un trabajo de corrector para una editorial. Después de acabar una carrera de cinco años, cinco de bachiller, y varios años de desempleo, por fin mis estudios servían para algo. Para ganar esporádicamente unos euros que me permitían vivir unos días como una persona no dependiente. Y esos días me iba a las librerías a comprarme volúmenes que más tarde no servían para comer. Atesorar libros en vez de almacenar viandas. Los libros no disipan el hambre pero ahuyentan el mal del pobre. Pobre en comida pero llena la memoria. 
Después de atesorar algunas colecciones a lo largo de la edad adulta, todos los libros viajaron hacia otros estantes mejor guarnecidos que los nuestros y los legados que quedaron en nuestra casa eran una miscelánea nada culta que cualquier esnob podía desacabalar argumentando una falta de estilo, una mala encuadernación,  una pésima selección de la edición o una traducción poco ortodoxa, en fin la biblioteca de un pobre.
Cuando llego a la casa de algún amigo que después de varios lustros atesora enciclopedias, volúmenes de literatura francesa, prosa rusa, y todos los ejemplares que heredó de sus progenitores, pienso: nací desnudo de papeles, de riquezas, de libros, de recuerdos mágicos de familia, nací sin piano, sin tomavistas, sin despensa ni anaqueles, sin clases de conservatorio, pero al menos no soy gilipollas, ni tontoelculo y no leo bestsellers, ni mi formación fue la adecuada en un colegio marianista, ni me pagaron viajes a colonias jesuíticas. Por todo ello agradezco la cuna que me dieron mis padres judíos, mis vecinos gitanos mis maestros pobres y el habitual desabastecimiento de la alacena y de la biblioteca de mis padres. Orgullo proletario y justicia. 

sábado, 1 de enero de 2011

La sumisión de las masas

La sumisión de las masas



Cómo es que ha mudado en sumisión esa rebelión de las masas que dio título al libro más famoso de Ortega y Gasset, publicado hace 80 años? Lo ocurrido en los últimos tiempos parece confirmarlo otorgando actualidad a otro libro bastante más antiguo: Discurso sobre la servidumbre voluntaria, de La Boétie.
José Manuel Naredo – Consejo Científico de ATTAC España

En contra de lo que preveía nuestro insigne filósofo, no es esa “casta de hombres-masa-rebeldes” la que pone hoy en peligro los logros de la civilización. Como tampoco es el “advenimiento de las masas al pleno poderío social” la que acarrea la degradación cultural en curso. Frente al elitismo culturalista que asociaba la regresión a los fenómenos de masificación y empoderamiento de las masas, esta regresión viene asociada hoy al comportamiento de las propias elites político-empresariales y de las relaciones de dominación imperantes. Son estas elites, que deciden y hacen los grandes negocios de espaldas a la mayoría, las que orientan el panem circensis de la llamada sociedad de consumo y la selección social de las ideas acorde con sus intereses. Con la ventaja de que los productos culturales y de ocio, unidos a los artefactos de la sociedad de consumo, no sólo entretienen y adormecen a la gente, sino que espolean sus deseos y afanes de lucro y, con ello, ese individualismo insolidario asociado a una ideología económica servil al ciego instinto de promoción competitiva.
El predominio sobre lo político del actual discurso económico reduccionista, que aniquila la posibilidad de reconsiderar las metas de la sociedad y, por ende, de cambiarla, remata el desarme ideológico orientado a perpetuar el statu quo capitalista. En suma, que el gran engaño de nuestro tiempo estriba en hacer creer que las democracias de hoy día trabajan en favor de una sociedad de individuos libres e iguales, cuando de hecho promueven valores y relaciones sociales que arrojan el resultado contrario. Son precisamente los valores mezquinos y las relaciones desiguales y opresivas que imperan los que hacen que el comportamiento servil y el trabajo alienado sean la norma. Es el miedo a perder el empleo, el estatus o a verse discriminado lo que induce normalmente a las personas a someterse y censurarse “por su propio bien”, sin necesidad de represiones explícitas. Estas sólo aparecen cuando las excepciones rompen la regla, cuando los controladores aéreos se rebelan o cuando Wikileaks ilumina las vergüenzas del poder.