Elecciones Municipales 2011
A menos de un año para las elecciones municipales, parece que ningún partido sanluqueño se ha puesto las pilas con la ciudadanía. Con la fe puesta en la inercia de los electores, parece que el panorama político se reduce a las dos grandes marcas del bipartidismo nacional, PSOE y PP. Pero además de ejercer las responsabilidades de quien ha sido elegido para un edilato de cuatro años, los políticos y políticas no hacen nada, no venden nada, no promocionan nada, se dejan caer como las hojas otoñales. No pretendemos aquí enjuiciar lo acertado o incorrecto de las actuaciones del partido político que gobierna el Ayuntamiento, pero recordamos que la alcaldía le cayó por pura casualidad, que nadie votó al partido en el gobierno por la que campaña que hubiesen desplegado, porque, francamente, no hicieron campaña alguna. En cambio, el desarrollo preelectoral orquestado desde las filas del PP fue tan calamitoso y tan ridículo, que al final los votos, cayeron en suelo socialista. En el actual panorama político, con los 700.000 votos que perdió IU en las últimas generales, y los flagrantes casos de corrupción pepera, muy bien coronados con la defensa de la iglesia católica que defiende y protege a los curas pederastas, en este momento, insisto, los únicos bichos raros que se están moviendo y haciendo algo son los sindicatos. El pasado 11 de abril, en la sede del sindicato SAT, antiguo Sindicado de Obreros del Campo, se desarrolló una jornada republicana y algunos de los asistentes fuimos tildados de bichos raros, anarquistas, o poco menos que terroristas. Nada de eso señores politiquillos. No somos más que un grupo de ciudadanos y ciudadanas muy cansados de la excrementicia vida política nacional y local, que vemos cómo las ciudad de Sanlúcar, impasible ante tanto ladrón y tanto abandono, se conforma con un poco de pan del estado español, en lugar de salir a la calle y reivindicar que no tiene la culpa de la actual crisis, y que los robados han sido ellos, y que los ladrones están en la banca y en las filas de algunos partidos políticos. Tengamos la fiesta en paz y cada cual que fragüe su máscara de Carnaval.