Si hay algo que a Sanlúcar no le falta es el vino. Y cuando digo vino no me refiero a esos caldos que si no los bebes fríos son meaodeburra, o si te bebes medio litro se te suelta la tripa en plan relámpago. Los vinillos de Jerez, le pese a quien le pese, son cabezones y te dan una resaca de mir duro. En mi pueblo tenemos criaderas que bien pueden ser la envidia de la D.O. y el Consejo Regulador no puede evitar que Castillo de San Diego sea el vino más bebido de todo el Cantábrico. Pero marcas aparte, y sin entrar en detalles de manzanilla pasada, en rama, en flores de distintas bodegas, Sanlúcar huele a vino todo el año. Es el motivo por el que adoro este pueblo. Camperos, marineros, viticultores y bodegueros, el conocimiento de la tierra, el cuidado de las cepas que todavía no nos ha arrancado la Unión Europea, la proximidad del mar, la flor macerando los caldos lentamente. Lo siento Jerez, Osborne, RT, Domeq, y demás. Aquí: San León, Gabriela, La "E", Cigarrera, Aurora, Pastrana, y otros etcéteras. Me bebo el vino, me bebo la tierra, me bebo el mar... Te quiero Sanlúcar. Fdo.: Josegura.
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