Hordas de talibanes católicos se adueñan del asfalto

Es fácil en estos días que a la gente le salga el aborigen que lleva dentro. Son días de exaltación del monolitismo y la barbarie, momentos de intransigencia y de imposición de culto religioso. Si Jesús, el de la burra, viera el Audi Q7 de los hermanos mayores, el trato machista y degradante que dan a sus mujeres, la farlopa que se meten por el orificio nasal, todo ello con el apoyo y soporte de las autoridades públicas, si Jesús el crucificado viera, insisto, la barbarie y la molicie incívica y valentona que sale a la calle cirio en mano, capirote y rosario, echando coxones a todo viandante pacífico, Jesús cerraría este negocio de la fe. Invento miarma donde los haya, la semana de pasión saca al asfalto más borricos que una manifestación de ganaderos, y esas reses del crucifijo pretenden que todo sea berrea y más berrea. Esos adalides analfabetos que dirigen el tráfico, cortan las calles y avenidas, defienden a su señora de sobones, abusan tomando cada rincón de esta ciudad, me la traen floja con su culto subnormal a un cristo de escayola. El portal de belén se lo podían meter en el culo y dejarnos en paz a los que paseamos y usamos la calle para vivir todo el año. Y una última cosa, que lean aunque sólo sea un libro en su vida, que lean y se amansen... Fdo.: Josegura