Pero nada, no obedece. Su voluntad no se bloquea, ¿porque fuma tronchos?, ¿porque su emisora está encriptada? Sea cual fuere el motivo este muñequito ha salido desobediente y díscolo, no hay quien lo meta en vereda. Prefiere seguir comiendo mijo a comer de la mano del cacique, o como diría Sánchez Gordillo, de la mano del cortijero. Y es que ni a la mano negra le teme, ni al sindicalismo vertical de Rita Barbera, con su CSIF de gorilontes fascistas, ni a las nominaciones Honoris Causa de todos los presidentes bananeros -Rajoy, Aznar-, con sibilaciones de esperma en la boca mientras veneran al presidente de la CEOE, o a la Coferencia Episcopal, o la Cope, o Intereconomía o maldigan el aborto o saquen a pasear su homofobia recalcitrante
Aunque la misera vulnere sus dientes, aunque la estrechez vitupere su ropa, su alquiler y sus zapatos no obedece ninguna orden: antes muerto que cura o policía. Y la vida pasando como quiere. ¡Viva México, pendejos!
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