La mayor agresión que ha sufrido el litoral sanluqueño. Hoy Celebramos todos y todas una fiesta popular en torno a un antiguo ritual mediterráneo, la exaltación de la noche, los astros, las Hespérides, el tiempo libre, la liberación del orden cívico y el desmadre dionisíaco. La iglesia cristiana convierte a lo largo de los siglos este fenómeno en un acto religioso en torno a una Virgen de Agosto. En cada localidad la virgo que corresponda. Más allá quedaron los mártires abrasados por el Sol -recuerdo la lágrimas de San Lorenzo-, y las torturas contra la libertad sexual e ideológica -quema de putas, tortilleras y maricones-. Cuando la turbamulta se aglutina en el litoral con neveras, equipos autógenos de generación de luz electrica, barbacoas and etc... la verdad es que la playa se pone como un campo de minas y todos los sanluqueños parecemos salvajes quemando miarmas en la playa. Sea como fuere, el orden público debería controlar el fenómeno basura arrojada a la mar y sus efectos antiecológicos. Pero más fundamental sería que la autoridad competente hubiera gastado en los últimos tres años su dinerito en arreglar el viario público sanluqueño antes que un mamarasho de paseo marítimo que ha retranqueado el turismo de los últimos tres años. Si el turismo ha sufrido un descenso importante que se pregunte la autoridad quién tiene la culpa: las obras ininterrumpidas en la playa, los vertidos de barro y de plomo -¿Mina Las Cruces...?-; y por favor que la gente festeje la noche más larga del año respetando su pueblo, su playa y arrojando los restos en los correspondientes contenedores. Fdo.: Josegura.
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