La crisis no aprieta el bolsillo de los futboleros de este país. 96 millones de euros desembolsa un equipo de cuyo nombre no quiero acordarme. La afición que repleta los campos de fútbol, convertidos en catedrales modernas de la estupidez primitiva, esa afición que gasta más en videojuegos que en ver cine, asistir al teatro o en viajar plácidamente. Esos desempleados de la construcción y del narcoladrillo, que compran a sus vástagos la equipación completa del nuevo fichaje, que pagan cifras astronáuticas por entrar a un estadio, que pasan más horas en la cola de una taquilla que en la cola del desempleo, o dando por culo para que le den un puto trabajo. Si este país en crisis, con cuatro millones de desempleados se alegra de un fichaje de casi cien millones de euros, francamente cariño, este país no es el mío, y me vuelvo portugués. Cuando dices gol, se acaba la crisis.
Y de ese joven guapísimo, prototipo del alma de cántaro, que gana 1000 euros a la hora, por mostrar su torso y su vientre de adolescente multimillorico, ¿qué me decis? Que todos los jovencitos quieren ser furboleros, que de qué vale estudiar o esforzarse, que hay un monton de hostiaos que con su gregarismo pagan cada uno de los euros que gana el pichita ese. Llénense los estadios, véndanse camisetas y balones y entradas de fútbol, que yo me río de la crisis. Viva er furbo. Josegura
1 comentario:
La verdad es que es de pena, la sociedad española es una masa que no piensa. Este tampoco es mi país, el problema es que creo que ninguno lo es. un saludito
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