jueves, 26 de agosto de 2010

Sarkozy, un fascista con cara de demócrata


























No se puede ser más pobre que aquellos a los que se les niega un origen, una tierra, una patria, un país, un pueblo. Cuando te dicen Tú no eres de aquí, ésta no es tu tierra, te niegan incluso el derecho a morirte de hambre en paz. En cambio las multinacionales que dejan con el culo al aire a miles de trabajadores inservibles para ser explotados venidas de fuera y que parten del país cuando ya no les sale rentable, esas se libran de pasar por ningún tribunal laboral porque no tienen patria fiscal pero sí beneficios cósmicos. Los pobres son el espejo de la vergüenza que no sabemos cómo erradicar porque nos sale muy caro en un mundo liberal pagarles de oficio la escuela, la sanidad, la vivienda y todos los derechos de los que presume la Déclaration universelle des droits de l'homme o Declaración universal de los derechos del Hombre, precisamente de origen revolucionario francés. Ejecutar una expulsión étnica es practicar nacismo, racismo de extrema derecha, ese que se le da también al señor Sarkozy. Empiezan con los gitanos y seguro que siguen expulsando pobres fuera de sus fronteras y no expulsan a empresas transnacionales que explotan los recursos en beneficio de unos pocos. Nuestros gitanos nacionales, a pesar del aislamiento en algunas poblaciones, la marginalidad histórica, viven en este momento siendo respetados en sus derechos y libertades y, cada día más, integrados en la vida pública, política y cultural. Para erradicar la pobreza y el analfabetismo, la discriminación y el apartheid es necesaria su presencia en la calle, en las intituciones, en las universidades y no solo en los tablaos flamencos, que también. El espejo de la vergüenza de Sarkozy es su incapacidad para conseguir la tolerancia y la integración de los pobres, gitanos o no. En Francia no hay pobres ni gitanos. Porque gobierna un fascista, un nazi y un ladrón. Vive la France avec gitanes.

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