sábado, 10 de diciembre de 2011

Viva mi pueblo


Pienso en dónde tomar unas birras. Barrio Alto, Barrio Bajo. Me decanto por pasear y elegir sobre la marcha. Sorprendentemente, hay mostos en cada calle (en cada calle mil), establecimientos sostenidos por la casualidad y la permisividad de nuestro ayuntamiento. No importa. Si Sanlúcar llena su Barrio alto de turismo de borrachera, eso deja dinero y en estos tiempos que corren, la pela es la pela. Pero no solo por el agravio comparativo de estos establecimientos frente a otros que sí pagan basura industrial, IRPF de todos los empleados, licencia de apertura y todos los impuestos prescriptivos, los establecimientos "de copas" del Barrio Bajo están sufriendo un acoso casi intimidatorio por el Ayuntamiento, cuando este mismo permite la proliferación de Mostitos al estilo compadre, con memos papeles que un búcaro y cortando el viario público para favorecer a unos establecimientos frente a otros. Este nepotismo es descarado. Acoso y derribo de la competencia frente a estas peñas: ¿licencia de apertura, botellón programático, manipulación y distribución de comida y bebida industrial? No me importa que el Ayuntamiento permita esta avalancha campera de borrachos. Lo que nos jode a más de uno de los usuarios de Bares Legales es que se nos persiga con la ley del ruido a las seis de la tarde cuando una turba ingente de borrachos campa a sus anchas en esas peñas claramente ilegales con el beneplácito y el visto bueno de nuestra señora alcaldesa. ¡Viva mi rancho!

1 comentario:

turinilla dijo...

Tienes mas razón que un santo, amigo Jose. Esto es un abuso en toda regla. Nadie entiende esta permisividad en un Ayuntamiento cuya voracidad recaudatoria es sólo comparable al tamaño de su capacidad de corrupción.