Apliquemos la ley

Ya sabemos que existen satélites que lo observan todo. Ya sabemos que existen bancos que lo registran todo. Cada paso de nuestros pies o cada cifra de nuestra cuenta están siendo minuciosamente vigilados en cada momento. Ahora el Ayuntamiento amenaza con la ejecución de unas sentencias firmes sobre derribos de viviendas ilegales, que las hay en Sanlúcar, para cumplir con la ley. Si todas las construcciones ilegales de Sanlúcar desaparecieran de súbito, desde la Algaida hasta la Reyerta, los quince kilómetros de pueblo que tiene esta ciudad, desaparecerían las mansiones de algunos políticos en la Jara, barriadas enteras, Centros Comerciales, polígonos industriales y toda una maraña de urbanismo descontrolado. Pero si el Ayuntamiento de Sanlúcar quiere cumplir y ejecutar la ley va a tener que ponerse las pilas, porque este pueblo, conocido en todo el entorno como una jungla, ciudad sin ley, selva, chamizo, chambao o la ciudad salvaje, este pueblo, insisto, lleva treinta años ignorando todas las leyes sobre urbanismo. Los políticos de los últimos treinta años, han robado, especulado, se han adueñado y han corrompido la fe de los vecinos y vecinas de Sanlúcar, dejándonos sordos, ciegos y mudos. La permisividad con que una avenida desemboca en un camino de cabras, o los caballos, cerdos y burros conviven en zonas céntricas, o la licitud con que las motos invaden las zonas peatonales, o los vehículos circulan con las discotecas móviles en zonas turísticas, estas conductas las promociona el ayuntamiento por acción u omisión. Y ellos, que llevan treinta años mirando para otra parte, ahora, son los defensores de una ley que no sabían ni que existía, porque en este pueblo es legal 0 ilegal lo que le sale der jigo a los políticos de turno. Un consejo: dejad de robar y haced justicia social. No hagáis caja para vuestras empresas particulares, para vuestros amigotes. Si alguien del ayuntamiento sabe dónde empieza la legalidad y dónde termina el nepotismo que levante la mano, o que derrumbe el pueblo entero, porque esto no tiene remedio. Fdo.: José Segura