El presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, "La democracia funciona con la libertad y no con la imposición". Madridpress.com
Leo en la prensa este artículo en que la mansa y pacífica iglesia católica, y en su nombre este librepensador Rouco Varela, lamentan la imposición antidemocrática de la retirada de los crucifijos de las escuelas. Si este intelectual de la fe quiere libertad de veras deberíamos llenar las aulas de estrellas de David y de medias lunas árabes, o del Ying Yang, o de los dioses de las exterminadas poblaciones indígenas de América. O deberíamos explicar con pelos y señales a nuestros alumnos qué era aquello de Gescartera, o el perdón de las violaciones cometidas por curas pederastas, o las palabras del Papa en que aseguraba que no habrían muerto tantos judíos en los campos de extermino, o la cerrazón contra la razón que llevó a la hoguera a tanto científico y tanto disidente.
Por mí como si ponen estampitas del Fray Leopoldo en las narcosalas. El problema es que con mis impuestos se paga el sueldo de ¿profesores? que imparten una fe con la que no comulgo, y adoctrinan en una babosa y pegajosa y tocona religión a unos chavales y chavalas que no tienen culpa de la perversión de una moral que es la del Jesús comunista que reparte lo que tiene entre todos, no como esos ladrones y mangantes y parásitos del guisopo. IGLESIA QUE ESTÁ CONTENTA CON LA DIFUSIÓN DEL VIH POR EL TERCER MUNDO ADONDE SE NIEGA A MANDAR CONDONES. Iglesia que se niega a reconocer y admitir sus pecados sin número y que pretende que la culpa siempre es del pobre y su miseria se debe a no admitir las demandas sexuales de los ricos. Lo siento pero esta iglesia me repugna, me da náuseas y creo que debería replegarse a sus centros de culto y dejar en paz la vida civil y laica de los españoles y españolas.
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