sábado, 26 de junio de 2010

Nirvana católico


I
Disfrutar de la vida, de cada rincón de los bares, de los recodos y recovecos de todas las calles, pueblos y plazas. Pasear tu ideología, tu diferencia, sacar al macarra, al golfo, al canalla. Beber la vida a grandes sorbos, saborear el día más largo de todos, el fuego redentor de todos los pecados cometidos y por cometer, los errores y aciertos, mareos y devaneos por la cornisa de lo cierto y lo soñado. Fuego y vino en la sangre.
II
Aquellos que no supieron vivir dentro de su cuerpo fingiendo máscaras de cera jugando a vivir negándose psíquica, física o sexualmente, llevando la falsedad y la impostura en su vida pública para sacar en la privada el ser pequeñito que los demás no deben ver, aquellos, malgastaron su esfuerzo en no ser nadie, oprimiendo en su vientre y su pecho un muñequito de trapo, que al fin nació muerto.

III
Tortilleras católicas, reprimidas cristianas, egodistónicas por un credo, falsas sumisas, pellizcadoras de la carne prohibida, catetas consentidoras, tijeristas de clítoris, agazapadas y rastreras buscando teticas nuevas, comebollos y por tanto falsas, mentirosas y embustidoras, cosevirgos, ramplonas, murcias, rastreras,  caritas de Santa Teresitas, putonas, sacad el jigo al aire y echad en la hoguera vuestros crucificos vibradores. Viva el nirvana católico. Vive el sexo libre.

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