Un trágico siniestro ha acabado en tragedia humana y medioambiental. Ya nos tiene acostumbrados esta factoría de Cepsa a un espectáculo de contaminación cada verano. El año pasado envió galletitas de chapapote a las playas salvajes del Coto de Doñana. Se está convirtiendo en habitual este tipo de sucesos, así tranquilamente. No vamos a trivializar con el siniestro percance que ha costado la vida de estos empleados, pero la noticia recuerda el frágil equilibrio entre naturaleza e industria, y como esa industria que se vende como supersegura evidencia una tenebrosa fragilidad. Tenemos que recordar a estos magnates de la contaminación que nos duele cada gota que se derrama y cada incendio que se prodiga por la proximidad del Parque Natural más importante del sur de Europa. Por otra parte, desde este medio, mandamos nuestras condolencias a los familiares de los fallecidos y los heridos. Cepsa Nunca Mais
Foto de Julián Pérez Para El Correo Gallego
1 comentario:
Generalmente la inopia en la que vivimos provoca que siempre veamos este tipo de sucesos como algo lejano. Ya nadie recuerda el temor que provocó el desastre de las minas de Aznalcoyar.La clase politica y los medios de comunicación se dedicaron a tapar sus consecuencias. Gracias por colgar este articulo.un saludo.Chema .
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