Es imposible que este monigote de la especulación, con la neuronas sorbidas por el Opus Dei, con una prole de subnormales clónicos, todos con el labio superior más corto de lo necesario, no tenga dinero para afrontar sus deudas. Este pobre fantasmón no deja de ser el mayor distribuidor de alcoholes de España, por delante de Bertín Osborne, y propietario junto con su mujer y sus cuarenta vástagos clónicos de una red de empresas entre las que se encuentra el grupo Información (SANLÚCAR INFORMACIÓN).
Me jode escuchar todavía a personas del entorno de Jerez, Sanlúcar, Rota y demás localidades que este hombre era una buena persona, un buen empleador que trata a sus empleados con dignidad, que sacó del desempleo a no sé qué vorágine de desmayados y harapientos. Este tío es el clásico señorito de Jerez con menos cultura que todos los participantes de GH juntos, con una chulería que le da el respaldo de su cuenta corriente, con una maquinaria de autopromoción que solo se creen los abducidos de su secta bananera. Aquellas familias que le hicieron la campaña para las europeas de hace unos años han tenido que tragar toto lo que diga este superjefe, porque todos sus empleados son adoradores de esta fe ciega de monstruitos trogloditas y enchaquetados. ¿Los veremos alguna vez en la cárcel?
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