2000 años de crucifixión. Hay que armarse de paciencia para salir a la calle en estos días. Además de la masificación turística que traerá caudales a la empresa sanluqueña y de los primeros bañistas que colmarán las playas, los ateos sufriremos el inconveniente de las procesiones que literalmente cierran el paso rodado y viandante en casi toda la ciudad. Una ciudad que cuenta ya con algunas calles cortadas de oficio, como el Carril de San Diego, y con otras demolidas por las constructoras, como la calle Carmen Viejo, baches, placas de hierro tapando socavones, acerados ínfimos por los que no circula ni un alpinista con piolet... La cera de los penitentes se sumará a mejorar la adherencia de los neumáticos y las viejas con alguna cadera rota por deficiencias en el viario público, podrán romperse otros huesos. Toda una alegría con mezcla de aromas muy propios de esta época: incienso, azahar y tubo de escape de ciclomotores que contaminan más que un transatlántico. El fárrago de estos días recuerda muy mucho a Marruecos o al tráfico rodado de Bombay, pero sin bicicletas. Los ciclistas tienen que usar cubiertas de acero para evitar pinchazos, los papás con niños llevan carritos con tracción a las cuatro ruedas, y las rotondas sirven de aparcamiento para cuatroporcuatros, costumbre ésta muy sanluqueña. En fin un lindo y ecológico panorama. Algún año celebraremos la semana sin humo y sin tráfico rodado, por la salud de nuestros pulmones. Y ahora, abstinencia, rosario y poca vergüenza. San Judas Tadeo, Reza por nosotros, los infieles. Fdo.: Josegura
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