
El apagón analógico supondrá nuevos desempleados para Cádiz, la provincia más castigada por el paro, y nuevos límites a la libertad de expresión. El mayor eufemismo que se ha empleado para poner gente en la puta calle, o mejor dicho en las listas del desempleo, es el de apagón analógico. Bajo este curioso sintagma se encierran una serie de consecuencias perversas para la economía de algunos gaditanos que hoy trabajan para medios de comunicación con licencia para emitir. Dentro de muy poco sólo podrán emitir aquellos medios locales a los que la Junta de Andalucía dé su marchamo, es decir, los suyos propios. Esto es un modo muy discreto de hacer autoritarismo informativo, de instaurar un monopolio o sindicato amarillo en los medios locales, además de una descarada falta contra la libertad de expresión. No existe el reciclaje laboral, lo que quiere decir que la Junta de Andalucía cae esta vez en el nepotismo para enchufar vía 380 voltios a sus compadres y comadres y pone en la calle a los desenchufados, que perderán cualquier tipo de prebenda a pesar de su experiencia o de su antigüedad. ¿Acaso no merecen una oposición pública los futuros empleados para que de entre todos y todas salgan los mejor formados y no los mejor conectados. Que Dios reparta suerte muchachos... Fdo.: Josegura